SEMANA 6
La publicación académica: ¿Competir o compartir?
Ha sido una semana complicada debido a los parciales, pero al menos el ejercicio de la bitácora me permite expresarme y reflexionar acerca de lo que he aprendido y así no perderme netamente en la búsqueda de una calificación. He notado diversas similitudes en los trabajos de las diferentes clases del semestre, pero hay una en particular que pasa desapercibida, aunque resulta bastante obvia: todas requieren fuentes de información. Desde el informe de Michael Jackson para Historia de la comunicación masiva hasta la propuesta inicial de Ópera Prima para Profesiones, puedo afirmar que todos esos proyectos han requerido de una exhaustiva búsqueda e investigación.
Los estudiantes siempre están fantaseando sobre cómo un trabajo puede resultarles más fácil de realizar, créanme, yo también he soñado con una herramienta mágica que agilice las tareas de la universidad. Pero he llegado a ese punto donde comprendo que el esfuerzo en realidad da frutos y entre más empeño le pongamos a investigar, más crecimiento tendremos como profesionales y personas. Por este motivo mi sueño de la herramienta mágica se ha transformado y ahora lo que más ansío a la hora de hacer un trabajo es encontrar fuentes cuyo contenido bien estructurado y fundamentado no solo sirva para la tarea, sino que nos impulse a crear nuevas ideas autónomamente.
Pero no creerán que esas fuentes son las “famosas y reconocidas” Wikipedia y El Rincón del Vago. No queridos lectores, yo les estoy hablando de recursos informativos de acero, capaces de darles una paliza a las primeras dos páginas mencionadas. Estoy hablando de las publicaciones académicas. Si mal no recuerdan, la anterior semana dialogamos acerca de una plataforma llamada Google Academics, la cual sería de mucha ayuda para la búsqueda de información, ya que ofrece recursos verificados. Pero las publicaciones académicas se pueden encontrar en otro tipo de lugares, como la base de datos Scopus, la cual guarda varios de los artículos más valiosos de nuestra actualidad, incluyendo algunos de los realizados por nuestra comunidad Javeriana.
Pues bien, para que los artículos ahí ofertados puedan pertenecer a esas plataformas, deben pasar por una minuciosa revisión, además de estar sujetos a los índices que se han venido desarrollando para valorar a los autores de estas publicaciones. Con tantos avances tecnológicos, debemos pensar que estos sistemas de revisión y escrutinio no poseen falla alguna. Sin embargo, la presión ejercida sobre los académicos por parte de estos métodos ha provocado que las publicaciones adquieran “un lado oscuro” como diría el profesor Juan Sebastián Cobos. Y aquí, es cuando quiero expresar mi profundo descontento (el cual valga aclarar, ha ido creciendo exponencialmente con el paso de los años) con la competencia de hoy en día.
Seguramente todos ustedes se estarán preguntando ¿pero no es la competencia algo bueno?, claro, pero solo si estamos hablando de esa competencia sana, la cual nos impulsa a ser mejores y a la que yo prefiero llamar conectividad. Pero de este término ya hablaremos más adelante. La competencia negativa es aquella que se convierte en una obsesión por vencer a los demás y por ser reconocidos, ya que se cree que esas son las únicas formas por las cuales adquieres algún valor en la comunidad. Cuando somos parte de este tipo de competencia, tendemos a cambiar nuestros propósitos iniciales y todos ellos terminan convergiendo en uno: hay que vencer al enemigo. Este tipo de competencia termina por aniquilar la pasión con la que muchos de estos literatos incursionaron en la escritura. Imaginemos lo siguiente: somos un académico, el cual ha dedicado toda su vida a escribir sobre nuevos avances en su campo de estudio. Siempre se ha considerado que los trabajos de este individuo han sido buenos, pero últimamente ha bajado su frecuencia de publicación, por este motivo su índice H* comienza a descender y los autores de otras universidades empiezan a repuntar en los rankings.
Este académico claramente se comenzará a sentir frustrado y empezará a escribir con una rapidez y agilidad casi sobrehumanas. Pero ¿está verdaderamente produciendo trabajos de calidad? Desde mi perspectiva, la respuesta es no. Hay dos escenarios: puede que algunos de sus artículos resulten bien y diga cosas coherentes o, como es bastante probable, la calidad de sus publicaciones empezará a descender. Independientemente de si se da el primer o segundo caso, aquí ya existe un problema: el académico ha perdido el enfoque. Su propósito ya no es dejar una huella realmente relevante en la sociedad con sus trabajos investigativos, su único objetivo ahora es mantenerse vigente en comparación con los otros.
Como vemos, hemos perdido a una persona a la cual le apasionaba lo que hacía y a cambio hemos ganado un publicador mecánico y rígido, que produce cantidad antes que calidad y quien a la larga hasta puede llegar a incurrir en actos poco morales como pedirle a sus compañeros que lo incluyan en sus obras para así aumentar su número de publicaciones y prometerles hacer lo mismo por ellos. Por esta razón, este tipo de competencia es tan dañina para el mundo de la academia.
La verdadera competencia, a la que, como ya mencioné, me gusta llamar conectividad, no hace énfasis en los otros, sino en uno mismo. Claramente es importante tener como referente el trabajo de los demás, de sus aciertos y sus fallas podemos aprender mucho, pero eso no tiene porque alimentar el resentimiento y la desesperación, más bien debería contribuir al crecimiento de un ser crítico, capaz de decir: en esto soy bueno y en esto no tanto, ¿Qué puedo aprender del otro para llegar a ser mejor? Por lo que, más allá de competir, comenzamos a conectar, a compartir entre nosotros ese conocimiento que nos llevará a formar una sociedad mucho más desarrollada. Porque como dijo Mario Covarrubias: “El conocimiento no sirve de nada si no se comparte”.
Por último, quiero hacerles una pregunta, cuando les puse el ejemplo del académico ¿Qué persona imaginaron en su mente? Tal vez se imaginaron a un científico de bata blanca o a un médico prestigioso y aquí es donde radica otro problema. En el entorno académico, sobre todo cuando hablamos de métodos estandarizados de evaluación de artículos académicos, siempre se le da prioridad a las ciencias naturales y exactas por sobre las ciencias humanas. Como dice Tania Opazo (2016) en las humanidades estamos acostumbrados “a pensar escribiendo, no a presentar “resultados ``''. Y si bien estos campos de estudio son bastante diferentes entre sí, también tienen cierta complementariedad que el proceso de estandarización actual nos está privando de gozar.
En síntesis, se puede decir que ha llegado la hora de reformular la manera en como las publicaciones académicas están siendo valoradas, porque si seguimos utilizando las mismas alternativas, corremos el riesgo de seguir perdiendo autores propositivos, los cuales siempre buscan la excelencia en sus trabajos y combinan diferentes áreas de estudio, porque saben que el fin del conocimiento es compartirlo y con ello hacer de este mundo un lugar mejor.
*Índice H: "Es un sistema propuesto por Jorge Hirsch, de la Universidad de California, para la medición de la calidad profesional. Representa un indicador para evaluar la producción científica de un investigador. Permite hacer el balance entre el número de publicaciones y las citas que recibe. Este indicador también se aplica a países y revistas" (Universidad de Chile, s.f.).
Recomiendo este video de Prince Ea, que habla sobre la competitividad y conectividad en el sistema educativo: https://www.youtube.com/watch?v=dqTTojTija8
Referencias bibliográficas:
Departamento Literatura Universidad Nacional de Colombia. (2014). Procesos Editoriales - Sesión 2: Publicaciones Académicas. https://www.youtube.com/watch?v=bu2AHU5wMXg
Opazo, T. (2016). La tiranía de las publicaciones académicas. La Tercera. https://www.latercera.com/noticia/la-tirania-de-las-publicaciones-academicas/
Universidad de Chile. (s.f.). Índice H. Información y bibliotecas. https://www.uchile.cl/portal/informacion-y-bibliotecas/ayudas-y-tutoriales/100617/indice-h
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