SEMANA 15

Crónicas de una estudiante nostálgica

 

Los profesores afectan a la eternidad, nadie puede decir dónde se termina su influencia.

Henry Brooks Adams 

 

    Odio las despedidas y por más que he puesto todos mis esfuerzos en evitarlas, nunca he podido lograr mi cometido. Eventualmente me he acostumbrado a ellas, ya que son de esas situaciones con las que tienes que convivir a lo largo de tu vida, aunque tú no quieras. Para hacer todo más llevadero, suelo enfocarme en aquello que viene después de la despedida. Si me preguntan que he aprendido en la clase de Información y Documentación, mi reacción inmediata será preguntarles a ustedes si prefieren la respuesta corta o la respuesta real. La respuesta corta consistirá prácticamente de mí contándoles acerca de cada uno de los tópicos que hemos visto en clase, entre ellos: los formatos de citación, la ortotipografía, los distintos efectos cognitivos.

 

     Pero sé que, si me han estado acompañando en la elaboración de mis bitácoras, preferirán que ahonde en la respuesta real, aunque en su interior ya saben lo que voy a decir. Lo que verdaderamente aprendí en esta clase no se limita a la academia. Los formatos de citación no solo me enseñaron a diferenciar entre APA o ICONTEC, también me permitieron reconocer la importancia de reconocer a todas las voces a partir de las cuales construyo mi propio contenido. La ortotipografía no solo me enseñó cuándo usar versalita, negrita o cursiva, también me mostró que esas reglas me ayudan a transmitir visualmente mi mensaje. Los efectos cognitivos no sólo se quedaron en un nuevo tema para discutir con mis amigos, sino que me hicieron cuestionar la información que consumo y cómo esta afecta la percepción que tengo del mundo.

 

     Así es como Información y Documentación pasó de ser un requisito para la carrera a ser un ejercicio de introspección y descubrimiento constante. Pero todo esto no hubiera sido posible sin un pilar fundamental para la clase: el profesor Juan Sebastián Cobos. A ti profe te quiero agradecer porque tu vocación se siente en cada una de las palabras, gestos y actividades que realizas en la clase. Sabía que esta materia iba a ser distinta desde el primer momento en el que nos pediste que prendiéramos la cámara, porque sabes que el proceso de aprendizaje se construye a partir del intercambio con el otro. Todos los juegos, las anécdotas, las risas hicieron que encontráramos en ti un mentor no solo para la academia, sino también para la vida. 

 

     De la misma manera, quiero agradecer a mis compañeros por crear un espacio de confianza y comunicación, cada uno de ustedes llegó a marcar una huella en mí. No soy la misma persona que llegó en enero, todo lo visto en clase cambió la forma en la que percibo la información y ahora sé que, a partir del manejo responsable y crítico de la misma, puedo volverme la comunicadora que aspiro a ser. Por esta razón, basándome en mi proceso de evolución en torno a los temáticas, mi participación y disposición en las sesiones, considero que mi nota de autoevaluación debe ser 4,8. El cambio es necesario y el ejercicio de las bitácoras es la prueba viviente de esto. Espero que en cualquier texto escrito que cree a partir de ahora, se vean reflejados cada uno de ustedes y todo lo que me han ayudado a crecer como persona y profesional.

 

     Odio las despedidas, pero gracias a todas las personas que conformaron esta clase sé que, a pesar de la nostalgia, estoy lista para un nuevo comienzo. 

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